Otro domingo más (2022)

Justamente esta mañana me decía mi gran amigo Camilo: Escribalo! Si, así, con ese modo imperativo que solo puede usar alguien que sabe uno que piensa o dice, el tono que uno tiene significa algo, alguien con quien con solo verle a los ojos sabe que quiere hacer. Y en eso estaré agradecido con él, a quien quiero y estimo más de lo que él puede imaginarse.

Pero de forma contraria a lo que normalmente se pueda creer, esta vez no quiero hablar de él.  Y no porque no se lo merezca, sino porque es otro el motivo que me atañe. Y es que hablaré de ella. Tengo que admitir que este documento quizás se torne en una fe de erratas o en un memorial de agravios, de acuerdo a como se quiera abordar. Que si se me permite, es requerido y de una u otra manera obligatorio.

Posiblemente las formas y métodos por los cuales realizamos las mil y un cosas que están en nuestros recuerdos, siempre nos van a traer reflexiones bien sea positivas o negativas. Muchas veces cuando hablo con mi psicóloga o con mis amigos, sale el tema de si era válido el escribirte a ti, el dedicarte más tiempo aún cuando no sepas que es para ti. Posiblemente valdrá siempre la pena, por el simple hecho de como tu me dijiste la ultima vez que hablamos: no puedo negar que todo tu amor siempre es y ha sido sincero.

Cuesta muchas veces tener que afrontar las situaciones solos, cuando dentro de todo había mucha ilusión, anhelos y esperanzas en ese proyecto en común que tuvimos. Y pues tenemos que admitir que en muchas aspectos, nos la llevábamos muy bien, pero esta vez la versión mía no fue la mejor y por efectos adversos termine siendo alguien de quien no me siento orgulloso. Y de quien públicamente tengo que decir no supe administrar mis emociones y posiblemente por ello termine teniendo acciones y emociones que no contribuyen a nuestro proyecto común. Por lo cual te debo una disculpa enorme y que si se me permitiese reivindicarme, aún quedaría en deuda.

A medida que pasa el tiempo comienzo a tener la percepción que todo ocurrió hace mucho tiempo, que estamos totalmente distanciados porque los hechos ocurrieron hace bastante y que el tiempo tarde que temprano termina de cicatrizar todas las heridas que quedaron esas pasiones inconclusas en una historia que no deja de ser la más humana de todas. Tengo muchos recuerdos que difícilmente se me borraran, que mi retentiva los mantendrá vigentes y quizás no le hagan bien a mi situación emocional, pero que contribuyen a continuar en mi proceso reflexivo sobre las formas más o menos correctas de cómo llevar todo. 

Hoy en día, absolutamente todo lo que hago o digo tiene que ver o está relacionado contigo, y no porque haya cedido mi criterio a ti, sino porque tu influencia en mi ha sido enorme y de una u otra manera he cambiado, he incluido cosas que antes no tenía, que no hacía. Hoy en día, soy más delicado, no critico tanto, trato de hacerle saber a la gente que lo que hace está bien y me alegro por ello, medito. Si, quién lo creyera. Por donde se le vea, hay tu huella, tu firma está impregnada en muchas aspectos, en mi diario vivir. Y aunque muchos digan que es algo normal, no lo creo. 

A veces me acuesto pensando en si estás bien, o si todo está genial. Pienso en tu familia, en tus amigos, en tus proyectos. No puedo decir que esté enamorado, pero si puedo decir que el Juan Cely de ahora se debe en gran medida a ti. Hace poco, hablaba con una amiga y me decía que debía estar agradecido, y me rehusé a hacerlo, porque me recordaba mucho a ti, no fui capaz de decirle eso, pero internamente lo asimile como tal. Creyera que me haces mucha falta, porque quiero querer, quiero abrazar, quiero compartir mis emociones, quiere hacer reír, quiero que alguien se sienta bien.

Es indiscutible que a medida que pasa el tiempo las cosas se tornaran más simples, Pero estoy totalmente convencido que nunca te desearé nada malo, al contrarió, espero que todos los domingos puedas probar tu tamal que tanto te gusta y aunque será difícil, se que te hará muy feliz. Así sea otro domingo más.